Cómo Borges usa la matemática y los avances matemáticos para crear sus ficciones es uno de los muchos aspectos que ofrece la nueva y ampliada edición del estudio de Guillermo Martínez, “Borges y la matemática”. Martínez, doctor en matemática y narrador, recorre las etapas en que Borges utiliza los conocimientos “de la metafísica, la teología y la matemática” para especulaciones ensayísticas y relatos. Marca momentos en que Borges adelanta temas como los laberintos lógicos y las paradojas de las reglas, el hipervínculo, los multiversos o las fake news. Dialogamos con él.
Periodista: ¿No resulta admirable que Borges, ya poeta y cuentista, se dedicara a estudiar matemática?
Guillermo Martínez: La matemática estuvo presente a lo largo de toda su vida, desde sus lecturas de Bertrand Russell. Muchos de los cuarenta y cinco libros que reseñó como periodista en el diario «Crítica» y luego en la revista “El Hogar” son de matemática como “Matemática e imaginación” de Kasner y Newman, “El hombre que calculaba” de Malba Tahan o “La cuarta dimensión” de Hinton, un tema que estaba muy en boga en esa época.
P.: ¿Hay en algunos de esos comentarios un interés especial por lo paradojal, que Borges utiliza en sus relatos?
G.M.: Hay ensayos suyos que tienen que rozan lo paradójico, como “Kafka y sus precursores” con la idea de que un escritor crea de algún modo a sus precursores. Ilumina hacia atrás, una idea que está un poco fuera del sentido común. O la idea extraordinaria que aparece en “Pierre Menard, autor del Quijote” que está directamente vinculada a la paradoja de la “regla finita” de Wittgenstein, a la cuestión de la interpretación, cómo el texto no es suficiente para darse a sí mismo una única interpretación. Pierre Menard puede escribir en época contemporánea un párrafo que es idéntico sintácticamente a un párrafo original de Cervantes, pero que debe ser leído en un sentido absolutamente diferente, y aún contrario al sentido original, es decir: como un mismo texto puede albergar dos sentidos completamente contradictorios. Es una idea extraordinaria que Borges expone a través de una ficción.
P.: ¿Esa perspectiva lo lleva a hacer otra lectura de “El aleph”?
G.M.: En “Un regreso a El aleph” doy una interpretación personal del único hecho, de todos los que ve el narrador en el aleph, al que le adjudica tres adjetivos: las cartas que son la revelación tremenda de la relación sexual de Beatriz con su primo Carlos Argentino Daneri, las califica de obscenas, increíbles, precisas. No es casual que el cuento se llama “El aleph”, letra con la que matemático Georg Cantor designa al infinito de los números naturales “donde todo no es mayor que alguna de las partes”. En el infinito de la matemática hay una parte propia que equivale, o es tan cuantiosa, como el todo. Lo que contradice la idea aristotélica de que el todo es mayor que las partes, algo que en el infinito matemático esto no ocurre.
P.: ¿Es cierto que su libro partió de un pedido de su opinión sobre lo científico en Borges?
G. M.: Todo empezó con una conferencia que me pidieron en la Universidad de Boston, a través de la profesora y escritora Alicia Borinsky, que me llevó a releer los cuentos de Borges bajo la luz matemática. Encontré una cantidad de referencias que me impulsaron a leer la Obra Completa y a dar dos cursos en el MALBA. A partir de esos cursos decidí reunir ese material en un libro, manteniendo el tono coloquial de las charlas.
P.: ¿Qué agregó ahora?
G.M.: Un apéndice con un listado de todas las referencias matemáticas que aparecen en la obra de Borges. Hay un trabajo de clasificación de las referencias por temas y ubicación. Un segundo apéndice ofrece la lista de los libros de matemática que Borges consultó a lo largo de su vida y dejó asentados en su obra escrita. A la vez agregué como hice en la edición 2007 “El golem y la inteligencia artificial”- los artículos “El jugador y la pieza” sobre Borges y el ajedrez, “El acertijo de Babel” sobre una pregunta que aparece en “La biblioteca de Babel” sobre las letras en los dorsos de la biblioteca de Babel, que Borges llama “el hecho más importante de la historia”. Traté de dilucidar cuál es el significado de esas letras.
P.: ¿Internet permite considerar a Borges como un precursor?
G.M.: Es un equívoco atribuirle a Borges algo premonitorio de Internet, la red de redes, en el cuento “La Biblioteca de Babel” con Internet. Es un serio error porque el sentido de “La Biblioteca de Babel” es que en ella reina el sinsentido. Los libros que hay allí son balbuceos, galimatías, acumulación de letras sin ningún sentido. Es la desesperación del sin sentido. Todo lo que hemos escrito sería apena una ínfima parte de esa biblioteca dispersa, ya muy difícil de encontrar. Esa misma idea está en “Libro de arena”. Los dos relatos son variantes de la misma idea. Cuentos premonitorios, en algún sentido son “Tlön, Uqbar, Orbis Tertius”, clarividente de lo que está pasando en la actualidad, lo que fue al principio Wikipedia y ahora son las fakes news, cómo la información falsa ya no puede distinguirse de la verdadera, y que en el futuro una cultura falsa puede reemplazarla existente. Cómo lo falso es aceptado al punto de ser consumido y aceptado hasta deformar la realidad.
P.: ¿Regresa a la ficción?
G.M.: Estoy en la última parte de la escritura de “Un crimen dialéctico”, se trata de un policial filosófico, dentro de las características de las novelas policiales donde aparecen ideas que provienen de la ciencia y la filosofía, en este caso se discute la idea del libre albedrío. En cuanto a la película “Un gato muerto”, un relato de horror que formaba parte del libro de cuentos “Una felicidad repulsiva”. El guión final está terminado, la película está en suspenso debido a entendibles problemas actuales de producción.