Quería probar suerte porque en Argentina ya había cosechado triunfos y el segundo puesto femenino en el ranking de la Asociación Jugadores de Pádel Profesional (AJPP), aunque la hazaña representara emigrar desde Villa Totoral, Córdoba, hasta España. En 2019, con sólo un sponsor, la cordobesa Julieta Evangelina Bidahorría, de 33 años, emprendió su viaje a Madrid. Sabía que otras compatriotas como Delfina Brea Senesi, Aranzazu Osoro Ulrich y Virginia Riera, estaban en la misma búsqueda. Aprender más técnica de juego y progresar en el país con más canchas y clubes de pádel. «El que no arriesga, no gana» sintetizó en este diálogo exclusivo con Página/ 12, la padelísta que en 2023 ingresó al top ten de la Federación Internacional de Pádel (FIP) junto a Claudia Fernández Sánchez, actual número 3 del mundo. De regreso a la Argentina, donde participó en el Premier Pádel League P1 Buenos Aires, Bidahorría aprovechó para reencontrarse con su familia y el público local.
–¿Cómo te sentiste jugando en nuevamente en Argentina?
–Muy contenta de estar en mi tierra, acompañada por mi familia. Extrañaba estar en Argentina. Es el torneo que todos esperamos porque no hay nada como jugar en casa. Además, es gran un desafío porque para participar en estos torneos hay que tener un buen nivel competitivo.
–¿Qué tiene de especial el público argentino?
–¡Todo! (se ríe). Es maravilloso. Muy eufórico, apasionado y gritón. En el mundo nos distinguimos por eso. Hasta a los españoles les encanta. A los jugadores nos gusta mucho sentir el calor del público y que la gente nos siga. Este año, hubo más mujeres y niños en las tribunas, que en las ediciones anteriores.
–¿Por qué te fuiste a España?
–Fui a buscar lo que tanto quería: jugar al pádel profesional. En Argentina me estaba yendo bien pero no quería quedarme con las ganas de intentarlo. Sabía que España tenía un nivel superior y eso me llevó a tomar la decisión, pero tuve que empezar de cero: la pre previa, la previa hasta llegar a cuadro principal. ¡Fueron meses duros!
–¿Qué fue lo más difícil?
–Estar lejos de mi casa y que los resultados tardaran en llegar. Además, estaba muy justa con la plata. En Argentina no me sobraba pero estaba con mi mamá y mis hermanos. En Madrid no conocía a nadie. No tenía ni para una coca. A los tres meses me quería volver.
–Pero no te volviste, ¿Qué cambió?
–Cambió el juego. Ya lo había decidido, jugaba en el torneo de Mallorca y me volvía. Sin embargo entré a cuadro principal. Pero la mayor sorpresa fue cuando la argentina Catalina Tenorio, que ya competía en España, me invitó para ser su pareja, entonces elegí quedarme. El esfuerzo había comenzado a dar sus frutos.
Bidahorría tenía 6 años cuando entró por primera vez a una cancha de pádel junto a su padre. Impulsada por su familia, comenzó a jugar aunque luego se inclinara por el tenis, deporte que le permitió estar rankeada en la Asociación de Tenis Femenino (WTA). La muerte de su papá en 2013, hizo que sus pasiones deportivas quedaran postergadas. Las ganas por competir ya no estaban y debía trabajar en la empresa familiar. Pero se reencontró con su habilidad de padelísta en los partidos amateur que compartía junto a su hermana, en Villa del Totaral. En esta etapa, su nivel de juego, permitió que la convocaran al Campeonato Sudamericano de pádel 2017 y que, al año siguiente, fuera al mundial de pádel en Asunción, Paraguay.
–¿Qué significa el pádel para vos?
–Todo lo que tengo. Me permite jugar, entrenar, conocer lugares . Si bien no estamos pico y pala (se ríe) yo lo considero mi trabajo. Vivo de lo que me gusta. Y lo agradezco muchísimo. Se extraña los afectos pero estoy cumpliendo mi sueño. Y, además, me permite representar a mi país a través de la selección mayor.
–¿Cómo es representar a Argentina en los mundiales?
–Hermoso. jugué cuatro mundiales: 2018, 2021, 2022 y 2024. Se siente orgullo. Es la recompensa por haber dejado todo e irte a otro país. También es una gran responsabilidad porque hay que defender nuestra bandera.
Bidahorría supo obtener ascensos, pero una lesión en la rodilla derecha, en julio de 2023 la alejó de las canchas durante un año, demorando su vuelta a los mejores puestos.
–¿Cuál es tu objetivo para este año?
–Mejorar en el ranking de la FIP. Junto a mi pareja de juego, Lara Arruabarrena, nos propusimos llegar al 15. En cuanto al individual, no es que el 37 moleste pero quiero bajar. Sé que hay que trabajar duro.
–¿Qué les decís a las chicas que aspiran a jugar pádel profesional?
–Con mucho trabajo y disciplina, los resultados llegan. A veces hacemos todo bien, pero no logramos ganar. Hay que aprender de las derrotas, y seguir intentándolo porque a la larga sucede. Siempre sale el sol.
Este año, la cordobesa está anotada en todos los partidos que organiza Qatar Airways Premier Pádel. Asegura que si pudiera reencontrase con su versión más joven le diría: «Lo logramos. Valió apostar. Nos salió bien».