El Pentágono dio a conocer el domingo información sobre la «Operación Martillo de Medianoche«, una misión de gran escala y complejidad que destruyó el sábado tres instalaciones nucleares clave en Irán, y que fue descrita como “el mayor ataque de bombarderos B-2 en la historia de Estados Unidos”.
El presidente Donald Trump anunció el sábado que las Fuerzas Armadas había atacado tres instalaciones relacionadas con el programa nuclear de Irán en Fordow, Natanz y Esfahan.
Por su parte, el general Dan Caine, jefe del Estado Mayor Conjunto, explicó la secuencia de los acontecimientos y las estrategias de distracción utilizadas para impactar en las instalaciones nucleares iraníes.
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La línea de tiempo
Según explicó Caine, la operación se puso en marcha a las 00:01 de la madrugada del sábado, cuando los bombarderos B-2 despegaron desde la Base Aérea Whiteman, ubicada en Missouri.
Algunos de estos aviones tomaron rumbo oeste y se internaron en el Océano Pacífico como parte de una maniobra distractiva. El general Caine calificó esta acción como una “operación de engaño conocida solo por un número extremadamente reducido de planificadores y líderes clave”.
La fuerza principal del ataque, integrada por siete bombarderos B-2 Spirit con dos tripulantes a bordo en cada uno, se dirigió en completo sigilo hacia el este, manteniendo un nivel mínimo de comunicación durante el vuelo de 18 horas hasta llegar al objetivo, según detalló el general Caine.
Durante el trayecto, las aeronaves realizaron varias operaciones de reabastecimiento en el aire. Al aproximarse a la zona de operación, se coordinaron con aviones escolta y unidades de apoyo pertenecientes al Comando Central.
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Caine describió esta coordinación como “una maniobra compleja y perfectamente sincronizada, que requiere una sincronización exacta entre múltiples plataformas en un espacio aéreo estrecho, todo ello realizado con comunicaciones mínimas”.
Cerca de las 17:00, hora del Este (00:30 a. m. en Irán), un submarino de Estados Unidos lanzó más de veinte misiles de crucero Tomahawk contra los objetivos estratégicos iraníes, justo cuando la fuerza de ataque principal comenzaba a ingresar al espacio aéreo iraní.
El general Caine explicó que las aeronaves de apoyo avanzaron por delante del grupo principal, volando a gran altitud y velocidad, con el objetivo de neutralizar cazas enemigos y sistemas de defensa aérea.
“Hasta el momento, no tenemos reportes de que se haya disparado contra la formación estadounidense en ruta hacia los blancos”, señaló Caine ante la prensa.
El ataque
La instalación nuclear de Fordow fue atacada alrededor de las 18:40, hora del Este, lo que corresponde aproximadamente a las 2:10 en territorio iraní.
El bombardero B-2 que encabezaba la formación tiró dos bombas GBU-57 Massive Ordnance Penetrator (MOP), conocidas comúnmente como rompe-búnkeres, sobre el primero de varios objetivos designados en Fordow.
Los demás bombarderos también cumplieron con sus respectivas misiones, lanzando en total 14 bombas MOP sobre los sitios de Fordow y Natanz, según informó el general Caine.
Por su parte, los misiles Tomahawk disparados desde submarinos estadounidenses fueron los últimos en impactar, alcanzando sus blancos en la zona de Isfahán.
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La vuelta de los bombarderos
Luego de completar el ataque, las aeronaves se retiraron del espacio aéreo iraní para emprender el regreso a la Base Aérea Whiteman. Según indicó el general Caine, no se reportaron intentos de ataque ni disparos contra la fuerza estadounidense durante la salida de la zona.
“Los cazas iraníes no volaron, y parece que sus sistemas de misiles tierra-aire no nos detectaron durante toda la misión”, aseguró Caine. “Logramos mantener el factor sorpresa”, afirmó.
La Operación Martillo de Medianoche movilizó más de 125 aeronaves, incluyendo siete bombarderos B-2, varios cazas de cuarta y quinta generación, decenas de aviones cisterna para reabastecimiento en vuelo, un submarino armado con misiles guiados, y una amplia variedad de plataformas dedicadas a tareas de inteligencia, vigilancia y reconocimiento, detalló Caine.
Las fuerzas estadounidenses emplearon cerca de 75 municiones guiadas de alta precisión durante la ofensiva, incluyendo 14 bombas GBU-57, cada una con un peso de 13.600 kilogramos. Según lo señalado por el general Caine, esta operación representó el primer uso en combate de ese tipo de armamento.
Una operación histórica
El general Caine calificó la operación como “el mayor ataque de bombarderos B-2 en la historia de Estados Unidos” y aseguró que “ningún otro ejército del mundo podría haberlo hecho”.
“Esta misión demuestra el alcance, la coordinación y la capacidad inigualables de las fuerzas armadas de Estados Unidos en tan solo unas semanas”, declaró.
Caine finalmente señaló que esta fue la segunda misión más extensa jamás realizada por bombarderos B-2, superada únicamente por las operaciones llevadas a cabo en los días posteriores a los atentados del 11 de septiembre.