Unidad con fórceps
Tras la movilización del peronismo de este miércoles 18 de junio denominada «Argentina con Cristina» que tuvo como destino final la histórica Plaza de Mayo, el principal partido opositor argentino comenzó un proceso de cambio que será definitivo, ya con su última líder cumpliendo prisión de 6 años por los cargos de corrupción en el caso Vialidad, castigo que también incluye la inhabilitación perpetua a ejercer cargos públicos.
Durante el encuentro para organizar la marcha a Plaza de Mayo, los pocos gobernadores que se mostraron cerca de la ex Presidenta se animaron a adelantar algo de la discusión por venir. «Hay que ampliar, hay que modificar algunos modos», dijo el riojano Ricardo Quintela, quien meses atrás hasta se atrevió a desafiar por un rato la postulación de Cristina Elisabet Kirchner a la presidencia del PJ Nacional. También algo señaló el formoseño Gildo Insfrán, el veterinario y gobernador formoseño quien pidió que «no vayamos a una unidad hipócrita». Antes, había hablado Axel Kicillof, quien hizo una larga introducción en contra del gobierno de Javier Gerardo Milei y sus aspectos económicos pero que no abundó en los temas judiciales de CFK, sino que condenó con un par de frases que le parecieron más que insuficientes a sus ex aliados del cristinismo.
La discusión que comienza desde el próximo lunes no será solo de armado sino de definición política. Máximo Kirchner no se quedará con la herencia del kirchnerismo sino que deberá pulsar con un peronismo desunido pero que comprende que comienza una nueva etapa tras la detención de su último referente. Los más cercanos al jefe de La Cámpora lo han visto muy golpeado en lo personal, preocupado por la situación familiar de ahora en más.
En lo político, su pelea con Axel Kicillof no tendrá retorno y la posibilidad de que pueda renovar el próximo año la presidencia del PJ bonaerense asoma dificultosa pues tanto el gobernador de la provincia de Buenos Aires como los intendentes bonaerenses más poderosos ven que alumbra una nueva etapa en el peronismo. Por eso, uno de ellos se atrevió a hablar de «la mesa de plástico del PJ» a la que deberá ordenar la interna peronista en la provincia de Buenos Aires.
Allí, asoman en el horizonte dos fechas clave para las elecciones del 7 de septiembre que definirán diputados y senadores provinciales bonaerenses, así como concejales en los 135 municipios. Primero, el 9 de julio vence el plazo para la presentación de alianzas, lo que resolverá también el nombre de la fuerza por la que competirán el Partido Justicialista, el Frente Renovador de Sergio Massa y los movimientos sociales, donde un activo Juan Grabois primero llamó a la «abstención en las urnas» y luego se retractó, consciente de la irresponsabilidad de su idea.
Luego, vendrá el tiempo de los nombres y apellidos: el 19 de julio se deben presentar las listas y los ojos apuntan, primero, a quién reemplazará a Cristina en la primera diputación por la Tercera Sección Electoral. Los más cristinistas ven a la intendenta Mayra Mendoza como una de las preferidas de la hoy detenida: estuvo todos los días en su departamento de San José 1111 y fue su vocera, incluso revelando este martes a los medios de comunicación que «Cristina ya no podrá salir más al balcón». O acompañando al comisario de la Policía de la Ciudad a notificarle a CFK que estaba presa.
Pero la dura posición política de Mayra Mendoza suena como un impedimento para los que pretenden un acuerdo más parejo entre Máximo Kirchner y los suyos con el gobernador Kicillof, con un hábil negociador como Sergio Massa sentado a la mesa y teniendo que darle lugar a las organizaciones sociales afines al kirchnerismo. El nombre de un intendente más moderado parece ser la prenda de una unidad forzada alrededor de una débil mesa de plástico del que fuera el partido más poderoso de Latinoamérica…
La sombra de CFK
Como contó Lucía Salinas en Clarín, Cristina puso especial énfasis -tras hacerse oficial su detención por parte de la Justicia- en la suerte de sus colaboradores. La ex Presidenta ha tenido a su alrededor un verdadero batallón de asistentes, con el comisario Diego Carbone a la cabeza desde que era Presidenta. Carbone no solo cumplía la labor de ser el jefe de su custodia sino que también, se encargaba del movimiento de todas las asistentes de Cristina, varias de las que tiene desde sus tiempos de jefa de Estado o de Vicepresidenta.
El comisario ha velado por el traslado de todas las personas que se encargaban de las compras o los cuidados personales de la doctora Kirchner. Además, siempre ha observado con mano de hierro los gastos de comida, traslados, premios y otros pluses que se daban en el entorno, donde todo debía salir como deseaba la exigente Cristina. Y mucho más cuando se trataba de cuidar a Florencia Kirchner y a su hija, quienes vivían en el departamento de San José 1111, hasta que CFK dejó el histórico inmueble de Uruguay y Juncal, el reducto que utilizaba Néstor Kirchner en Buenos desde que era gobernador de Santa Cruz y el lugar donde el 1 de septiembre de 2022, Cristina sufrió un atentado.
Luego están sus secretarios Mariano Cabral, Diego Bermúdez, Gabriel Graves y Alejandro Balado.
En ese grupo quien se destaca luego de Carbone es Nancy, la asistente todoterreno de CFK. Tanto la necesitó que le consiguió un departamento justo enfrente al suyo. Para que se ocupe de su calendario hasta de compras en el shopping Unicenter. Nancy es la sombra de Cristina y, siempre bien vestida al estilo ejecutiva, no podía distanciarse ni siquiera en los actos políticos, por cualquier necesidad de la ex mandataria.
Nancy llevó a trabajar allí a su madre, quien viaja desde las cercanías de La Salada hasta el barrio de Constitución. En el círculo íntimo de CFK también aparece Yaumara, de origen cubano, para velar por todo el tema del maquillaje y de estar presentable -junto a la peluquera Grace- para lo que eran sus salidas públicas. Todo eso ahora ha quedado en manos de la Justicia y saber si seguirán orbitando en el esquema de una dos veces Presidenta y una Vice, que ya cumple prisión domiciliaria en el piso de San José y Humberto Primo.