Estados Unidos organizó el Mundial de 1994 para instalar el fútbol en su país. Brasil salió campeón luego de 24 años, Romario y Bebeto conformaron una dupla antológica, a Maradona le cortaron las piernas y Robi Baggio erró un penal que recordará toda su vida. Pero el fútbol en Estados Unidos no se instaló.
Luego, ese país organizó la Copa América Centenario 2016 para retomar el intento fallido. Ganó Chile por penales y Messi terminó llorando y renunciando a la Selección. Pero tampoco ocurrió.
Estados Unidos volvió a intentarlo con la Copa América 2024. Pero nada. Y ahora, con el horizonte en el Mundial 2026, este Mundial de Clubes de la FIFA viene a intentar, otra vez, lo que ya parece imposible: que en el país del béisbol, el básquet y la NFL, el fútbol convoque y cautive a la población.
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Las primeras imágenes del Mundial de Clubes muestran, de hecho, ese interés de baja intensidad: ante la escasa demanda de entradas para el partido inaugural de anoche, entre el Inter Miami de Lionel Messi y Al-Ahly, la organización decidió bajar los precios y lanzar promociones para tratar de llenar el Hard Rock Stadium de Miami. No lo logró ni con esa estrategia. La fiesta de inauguración contrastaba con su entorno: las tribunas estaban al 70%. Con el carnet de estudiante se podían comprar tickets por apenas cinco dólares, y los convencionales partían desde los 20 dólares. Una ganga incluso si se lo compara con el torneo argentino, donde la popular para la final entre Platense y Huracán en Santiago del Estero salía 36 mil pesos para socios y 68 mil para no socios.
Es cierto que para ver a Boca o River, los precios no son esos. El debut del equipo xeneize mañana contra el Benfica todavía tiene asientos disponibles y arrancan en los 42 dólares. El martes, en el duelo de River contra Urawa Red Diamonds (menos convocante por la jerarquía del rival), los boletos parten desde los 24 dólares.
Hay una excepción a esta abulia futbolera, propia del pueblo estadounidense con este deporte. Es la del Real Madrid, el único equipo que está a punto de marcar el sold out en sus primeros tres partidos en el grupo. El club de España que tiene más hinchas en todo el mundo demuestra que el interés por ver a Kylian Mbappé, Vinicius Jr y todas sus estrellas es suficiente para agotar entradas incluso en Estados Unidos.